domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Qué es eso de la TAA?

Buenas tardes, hoy nos adentramos un poquito en el mundo del TAA, ya que está últimamente a la orden del día.

¿ Qué es la TAA?
Es lo que se denomina Terapia asistida con animales. Actualmente está muy de moda la terapia con perros, caballos, delfines para personas con TEA.

Sin embargo, se están utilizando a los perros como terapeutas en instituciones tales como residencias, hospitales.

La terapia asistida con animales es una modalidad de tratamiento terapéutico en que un animal que cumple determinados criterios forma parte integral del proceso. Este tipo de terapia está dirigida por un profesional de la salud quien marca los objetivos específicos del tratamiento. Su propósito es el de fomentar la mejoría en el funcionamiento físico, social, emocional y/o cognitivo de los seres humanos. Se puede realizar en una amplia gama de contextos y puede llevarse a cabo en grupo o de forma individual. El proceso debe ser documentado y evaluado por el profesional (Tucker, 2004).

Si nos paramos a pensar, los perros han sido utilizados en estos últimos años como perros guía para personas ciegas o como ayuda en misiones de la guardia civil o policía.

Ahora se ha dado un pasito más adelante y ya se está utilizando como perros de apoyo para personas con graves problemas motores y más concretamente con personas con TEA como bien dije antes.
Está demostrado que los pacientes hospitalizados responden positivamente a la presencia de un perro, ya que mejora la autoestima, es una buena distracción y a la vez que mejora la sensación de seguridad.

Sin embargo, no todos los perros sirven para llevar a cabo estos programas, los más recomendados son los Golden Retriever por su tamaño y su carácter.

Aunque no existe mucha bibliografía del tema, cada vez son más los manuales que van apareciendo y asociaciones que se dedican a ello. En Galicia por ejemplo tenemos Con.tacto en Vigo y A.N.D.R.E.A,asociación que se dedica a la terapia con asnos en Ourense.

Tuve la oportunidad de asistir tanto a una charla de la mano de Con.tacto como a una sesión práctica en Raiolas (asociación de autismo en Lugo) y la verdad es que es increíble los beneficios que aportan los perros a estos niños con problemas, en tan solo una sesión pude ver como una niña con autismo sin apenas habla, se soltaba a la hora de acariciar o peinar al perro.Ahora bien no solo el usuario recibe ese beneficio sino que también los perros se sienten queridos, sin embargo hay una serie de consejos y de cuidados que hay que tener en cuenta a la hora de entrenar a un perro de terapia, ya que no debemos de abusar y las sesiones deben ser más bien cortas, para evitar el estrés del perro.

Aún me estoy adentrando en este mundo que me parece increíble pero en cuanto esté mas especializada en el tema, os contaré más ;)
Mientras tanto os dejo unos manuales que estoy leyendo sobre el tema :)













El primero es un manual de dos volúmenes creado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, el segundo de los volúmenes  es un conjunto de fichas para enseñar a un perro de terapia.
Y el segundo es un manual de Aubrey H. Fine de la fundación Affinity, es el recorrido desde los comienzos hasta hora de la historia de la terapia asistida con animales, aunque es bastante técnico, se apoya en investigaciones que demuestran los beneficios de los perros de terapia. 


lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Qué nos pediría un niño con TEA?

Buenas tardes :) perdón por no publicar estos días pero anduve algo liadilla.
Hoy os dejo un documento de Ángel Riviere sobre qué nos pediría un niño con TEA, muy conciso y claro para aquellos que no se dedican a estos temas y quieren entender un poco más sobre las personas con TEA.


¿QUÉ NOS PEDIRÍA UN NIÑO CON TEA?
Ángel Riviére.

1. Ayúdame a comprender. Organiza mi mundo y facilítame que anticipe lo que va
a suceder. Dame orden, estructura y no caos.

2. No te angusties conmigo, porque me angustias. Respeta mi ritmo. Siempre podrás relacionarte conmigo si comprendes mis necesidades y mi modo especial de entender la realidad. No te deprimas, lo normal es que avance y me desarrolle cada vez más.


3. No me hables demasiado, ni demasiado deprisa. Las palabras son “aire” para ti, pero pueden ser una carga muy pesada para mí. Muchas veces no son la mejor manera de relacionarte conmigo.


4. Como otros niños, como otros adultos, necesito compartir el placer y me gusta hacer las cosas bien, aunque no siempre lo consiga. Hazme saber, de algún modo cuándo he hecho las cosas bien y ayúdame a hacerlas sin fallos.
Cuando tengo demasiados fallos me sucede lo que a ti. Me irrito y termino por negarme a hacer las cosas.

5. Necesito más orden que el que tú necesitas, más predictibilidad en el medio que la que tú requieres. Tenemos que negociar mis rituales para convivir.

6. Me resulta difícil comprender el sentido de muchas de las cosas que puedan tener un sentido concreto y descifrable para ti. No permitas que me aburra o permanezca inactivo.


7. No me invadas excesivamente. A veces, las personas sois demasiado imprevisibles, demasiado ruidosas, demasiado estimulantes, respeta las distancias que necesito, pero sin dejarme solo.

8. Lo que hago no es contra ti. Cuando tengo una rabieta o me golpeo: si destruyo algo o me muevo en exceso, cuando me es difícil atender o hacer lo que me pides, no estoy tratando de hacerte daño ¡Ya no que no tengo un problema de intenciones, no me atribuyas malas intenciones!

9. Mi desarrollo no es absurdo, aunque no sea fácil de entender. Tiene su propia lógica y muchas de las conductas que llamáis “alteradas” son formas de enfrentar el mundo desde mi especial forma de ser y percibir. Haz un esfuerzo por comprenderme.

10. Las otras personas sois demasiado complicadas. Mi mundo no es complejo y cerrado, sino simple. Aunque te parezca extraño lo que te digo, mi mundo es tan abierto, tan sin tapujos y mentiras, tan ingenuamente expuesto a los demás, que resulta difícil penetrar en él. No vivo en una “fortaleza vacía” sino en una llanura tan abierta que puede parecer inaccesible. Tengo muchas menos complicaciones que las personas que os consideráis normales.

11. No me pidas siempre las mismas cosas ni me exijas las mismas rutinas. No tienes que hacerte tú autista para ayudarme. El autista soy yo no tú.


12. No sólo soy autista. También soy un niño, un adolescente o un adulto. Comparto muchas cosas de los niños, adolescentes o adultos a los que llamáis “normales”. Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa.

13. Merece la pena vivir conmigo. Puedo darte tantas satisfacciones como otras personas, aunque no sean las mismas. Puede llegar un momento en tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor compañía.


14. No me agredas químicamente. Si te han dicho que tengo que tomar una medicación, procura que sea revisada periódicamente por el especialista.


15. Ni mis padres ni yo tenemos la culpa de lo que me pasa. Tampoco la tienen los profesionales que me ayudan. No sirve de nada que os culpéis los unos a los otros. A veces, mis reacciones y conductas pueden ser difíciles de comprender o afrontar, pero no es por culpa de nadie. La idea de “culpa” no produce más que sufrimiento en relación con mi problema.


16. No me pidas constantemente por encima de lo que soy capaz de hacer. Pero pídeme lo que puedo hacer. Dame ayuda para ser más autónomo, para comprender mejor, pero no me ayudes de más.


17. No tienes que cambiar completamente tu vida por el hecho de vivir con una persona con autismo. A mi no me sirve de nada que tú estés mal, que te encierres y te deprimas. Necesito estabilidad y bienestar emocional a mí alrededor para estar mejor. Piensa que tu pareja tampoco tiene la culpa de lo que me pasa.

18. Ayúdame con naturalidad, sin convertirlo en una obsesión. Para poder ayudarme tienes que tener tus momentos en que reposas o te dedicas a tus propias actividades. Acércate a mí, no te vayas, pero no te sientas como sometido a un peso insoportable. En mi vida he tenido momentos malos, pero puedo estar cada vez mejor.

19. Acéptame como soy. No condiciones tu aceptación a que deje de ser autista. Se optimista sin hacerte “novelas”. Mi situación normal mejora aunque por ahora no tenga curación.

20. Aunque me sea difícil comunicarme o no comprenda las sutilezas sociales, tengo incluso algunas ventajas en comparación con lo que os decís “normales”. Me cuesta comunicarme, pero no suelo engañar. No comprendo las sutilezas sociales, pero tampoco participo de las dobles intenciones o los sentimientos peligrosos tan frecuentes en la vida social. Mi vida puede ser satisfactoria si es simple, ordenada, tranquila. Si no se me pide, constantemente y sólo aquello que más me cuesta. Ser autista es un modo de ser, aunque no sea el normal. Mi vida como autista puede ser tan feliz y satisfactoria como la tuya “normal”. En esas vidas, podemos llegar a encontrarnos y compartir muchas experiencias.